En BFGoodrich, se fabrican llantas para personas que desean aprovechar lo mejor de su vehículo y que desean, por encima de todo, disfrutar. Las cubiertas de las llantas son diseñadas por auténticos apasionados que pasan el fin de semana enfrentándose a rutas difíciles o desgastando el asfalto de circuitos de todo el mundo. Sus conocimientos técnicos han sido recompensados con títulos en todas las competiciones a las que se ha presentado la marca, desde el asfalto de Sebring hasta los caminos polvorientos y escarpados. Ellos son la pieza clave que garantiza la transferencia de la tecnología de los coches de carreras a los coches de serie y que permite a BFGoodrich ofrecer a sus clientes llantas con tecnologías y calidad de primer nivel.
Todo comienza en 1870, con la genial inspiración del Dr. Benjamin Franklin Goodrich que, con el apoyo de inversores locales, se lanza a la creación de la primera fábrica de llantas de América del Norte, situada concretamente en Akron (Ohio).
Por aquella época, la eficiencia forma ya parte del código genético de la marca y, con esta idea en mente, Charles Cross Goodrich, hijo de Benjamin, crea el primer centro de investigación de Estados Unidos. Consecuencia directa: BFG se desmarca de la competencia desde 1903 al equipar al Ford Model A, primer coche que consiguió atravesar el continente norteamericano de este a oeste.
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